No
todo el mundo conoce el famoso barrio de Sabugo. Este barrio está situado en la
Villa de Avilés donde habitaban los valientes marineros que allá por los años
cuarenta se hacían a la mar en traineras con el único objetivo de poder
arrebatarle al temido Cantábrico sus múltiples variedades de exquisitos
pescados y mariscos.
Cargados
de experiencia por sus labores, dedicaron muchas de sus horas libres no solo a
contar sus hazañas, sino que reparaban
las artes de pesca y experimentaban suculentas recetas empleando aquellos
pescados y mariscos que en aquella época no tenían aprecio alguno por los
consumidores.
Fruto
de ello, han salido múltiples recetas capaces de saciar a los paladares más
exigentes. La que os redactaré a continuación, ha sido transmitida por
generaciones y caída en mis manos por mis antepasados.
Tengo
que decir en beneficio de otras recetas en las que se aplica como principal
ingrediente la sardina, que en esta se evita el fuerte olor desprendido bien
por su fritura o plancha.
Ingredientes:
- 1 Kg. de sardinas tamaño mediano (14
cm.).
- Sal gruesa.
- Una guindilla tipo chile.
- Aceite de oliva.
- Perejil.
- Un diente de ajo.
- Un vaso de vino blanco seco.
- Una cucharada de pan rayado.
Empecemos
por esa labor tan desagradable para muchos que es la limpieza del pescado. Debo
indicaros que en mi caso me gusta y concretamente la limpieza de las sardinas
debe hacerse de la siguiente forma:
1. Utilizar
unas tijeras de pescado, introduciendo la punta por lo que realmente es el ano
de la sardina, realizando un corte hacia arriba llegando a las agallas.
2. Una vez
realizado el corte meter el dedo y quitarle todas las tripas, lavando
posteriormente al chorro del agua fría con precaución de no abrir demasiado la
apertura.
3. Colocar
todas ellas limpias en un escurridor.
En
un mortero, deberéis por este orden echar: la sal, el diente de ajo cortado en
finas laminas, el perejil y la guindilla.
Una
vez triturado bien con el mazo, echar el aceite y el vino blanco, hasta
completar el mortero, batiéndolo todo muy bien.
Una
vez realizada la operación anterior, todo consiste en ir introduciendo (bien
con una cuchara de café) en el interior de cada sardina la mezcla realizada.
Ahora
se trata de utilizar una bandeja de
horno y colocar las sardinas con el relleno de forma que la abertura quede
lateralmente hacia arriba, realizando hileras en las cuales cada cabeza de la
sardina coincida con la cola de su compañera.
Una
vez todas colocadas se les echa por encima la mezcla sobrante, un poco de sal
si no tenéis problemas de colesterol, y el pan rayado.
A
continuación se coloca la bandeja en el horno previamente calentado a unos 200º
C, y a esperar unos veinte minutos, procurando ir regando por encima con una
cuchara de madera la salsa que vaya soltando. A media cocción pasar el horno al
sistema grill, para que se doren por la parte de arriba.
Una
vez hechas, presentar en la mesa con rodajas de limón procurando que no se
enfríen.
Buen provecho