Le
dedico este titulo a un famoso restaurante habido en Avilés y que me trae
grandes recuerdos de mi infancia. El caso es que, mientras esperaba a mi
querida madre, diestra y eficaz practicante en el arte de la medicina a
domicilio que, por su trabajo en la Seguridad Social tenia que desplazarse a
aquel lugar todos los días durante un largo periodo de tiempo, los olores que
emanaban de las cocinas del restaurante penetraban en mi de tal forma, que era
capaz de adivinar el menú de aquella noche. Los manjares eran todos exquisitos,
por eso al llegar a casa todo lo que aparecía en el plato, era devorado con tal
ansia que parecía servido en El Mantido.
Parece
fácil en principio encender una hoguera o barbacoa y ponerse a realizar unas
costillas de cordero con toda la gente alrededor esperando con ansias la
culminación de la aventura. Hay que decir la verdad, no es tan sencillo como
parece y en esto tienen que decir muchos los catalanes, sabedores de todo
aquello que pueda ser cocinado a la brasa.
En
primer lugar no vale cualquier leña para hacer brasa, debemos desechar la
higuera, el pino, y aquellas maderas que pueden dar ciertos sabores a la carne.
Desde luego yo siempre aconsejo el sarmiento o el carbón vegetal, depende de la
zona.
En
segundo lugar interviene mucho el lugar, el tiempo y el ambiente, los dos
extremos, tanto el frío como el calor intervienen en un alto porcentaje en el
resultado final.
La
barbacoa tiene que ser amplia, cómoda y segura. No aconsejo realizar este tipo
de comidas cerca de arbustos, pinedas o bosques en los cuales pueda producirse
un desastre ecológico.
En
tercer lugar en el cual entran los ingredientes, en este caso son pocos pero de
gran calidad, necesarios por supuesto para obtener un éxito seguro.
- Costillas de cordero (cantidad en función de los comensales)
- Sal gruesa
- Una rama de romero
Tengo
que indicar también que ligada a esta receta figuran dos más que redactaremos a
continuación y que son el complemento ideal para pasar un feliz día en compañía
de vuestros hijos, amigos y familiares. Estas dos recetas son el "Pa amb
tomaca" y la "Escalivada".
Una
vez adquirido el cordero, el cual deberá ser muy tierno y de poco peso, el
carnicero debe prepararlo para la brasa, para lo cual procederá a cortar las
costillas de palo, las migtchanas y si queremos también las piernas.
Se
sazonan con sal, se les añade una ramas de romero, dejándolas reposar por
espacio de dos horas en sitio fresco que no sea el frigorífico.
Mientras
hemos ido preparando el fuego el cual debe estar a punto de brasa a la hora de
cocinar las chuletas.
Una
vez que se haya consumido la leña o carbón y solo tengamos la brasa,
colocaremos las chuletas en la parrilla y procederemos a situar la parrilla en
la barbacoa, observando que se doren sin que se produzca llama. Una vez doradas
por una cara, se les da la vuelta y esperamos su punto final.
Si
por cualquier razón no van a consumirse al instante, las podemos meter en el
horno eléctrico a la mínima temperatura para que no se enfríen, o colocarlas en una bandeja de barro. Es un consejo
bastante agradable, dado que la carne fría no es recomendable servirla.
Buen provecho
No hay comentarios:
Publicar un comentario