Los que descendemos de familia del occidente de Asturias, tenemos la suerte de conocer la gastronomía típica de aquella zona con un toque peculiar, pues está muy cerca a nuestra querida Galicia.
Los pueblos vetustos de Figueras, Castropol, Vegadeo, Barres y otros muchos, son especialistas en conocer los frutos de la mar y por supuesto elaboran múltiples recetas heredadas de su antepasados que, dan a conocer en sus propias casas, y en restaurantes cerca de la costa. Yo puedo aconsejaros algunos, pero ya ha pasado tanto tiempo que igual ya están hasta cerrados.
En Figueras estaba el Penalba, donde se comía una de las mejores calderetas de pescado y marisco. En Castropol podíamos encontrar Casa Vicente y La Santina, en Vegadeo El Avión.
Yo, por suerte, tenía una casa particular de mi tía Leónides, y allí se hacían recetas simples pero exquisitas que no tenían nada que envidiar a los establecimientos descritos anteriormente.
Leo, que así la llamábamos, nos preparaba un guiso de patatas con Aguiyolos (Navajas). Receta extraordinaria supongo que proveniente de los múltiples marisqueros que faenan por la ría del Eo.
Hay que tener cuidado con la arena que puedan traer los Aguiyolos. Para eliminarla, es conveniente dejarlos el día anterior en un recipiente alto. Echar agua, dos puñados de sal gruesa, y colocarlos con la lengua hacia arriba.
Ingredientes:
- 2 Fajos de Aguiyolos
- 4 Patatas (a poder ser gallegas)
- 2 Cebollas
- 1 Puerro
- 1/4 Pimiento verde
- ¼ Lata de tomate triturado
- 1 diente de ajo
- 1 rama de perejil
- 1 Cayena (Guindilla)
- 1 vaso de vino blanco
- Aceite de oliva
- Sal
- Pimentón de la Vera
Antes de comenzar la elaboración volvemos a limpiar los Aguiyolos con agua, los sacamos de la cascara y los cortamos con una tijera en trozos de 1 cm.
Posteriormente, en una cacerola de aluminio de diámetro 30 cm, echar el aceite, y sofreír el ajo y el perejil previamente picado muy fino, antes de que se doren, echar la cebolla y el puerro muy bien picados. Una vez todo bien pochado, añadimos una pizca de pimentón y enseguida el tomate. Lo dejamos dos minutos y echamos los Aguiyolos. Le damos unas vueltas y le añadimos la cayena y el vino blanco. Al cabo de unos cinco minutos, añadimos las patatas previamente peladas y lavadas y se rompen en trozos, digo bien, “se rompen” y no se cortan, para ello hacer una incisión con el cuchillo y girar para que rompa el trozo, y así sucesivamente con una medida de 2 cm aproximadamente. Los dejamos todo cocer lentamente unos 30 minutos añadiendo un poco de agua si fuera necesario.
Buen provecho
Miguel Sánchez del Río González-Anleo