Día triste y lluvioso en Las Pesas (Tarragona), pero en el interior de casa
Barnadas emanaba alegría, compañerismo, amistad y ansiedad por probar los célebres
“huevos estilo Jaén” que tanto proclamaba nuestro amigo Juan Reyes.
Los ingredientes fueron variopintos, pero el resultado final
alcanzó una buena puntuación según los siete magníficos.
Ingredientes para seis personas:
- 4 kg de patatas gallegas
- 12 huevos de aldea
- 1 litro de aceite virgen-extra Picual (Bailén)
Los cocineros, Juan y yo, pelamos, cortamos las patatas tipo
panadera y las salamos, previa cura de un dedo de Juan que tuvo un pequeño
incidente. A continuación las patatas fueron directas a la sartén.
Un fallo en el
fogón requirió mi intervención para que con un simple palillo pudiese
desatascar el conducto del gas. Mientras, en el comedor Manel y Pepe
intercambiaban palabras por la inquietud de Manel en poner una butifarra a la
brasa. Al final la hizo, pero un poco ahumada junto con el pan por no disponer
de la brasa adecuada.
Una vez fritas las patatas, y siguiendo el consejo de Juli, descartamos
el aceite sobrante y fuimos estrellando los huevos de dos en dos, revolviéndolos
con las patatas y traspasados a una fuente una vez hechos.
La pinta era
estupenda. Preparamos el pica-pica, y los asistentes pudieron comprobar (todos
menos Manel que estaba un poco pensativo) de como se hacen los chorizos asturianos al
infierno, asistiendo al encendido del magnífico brandy que nos proporcionó José
María.
Todo estaba a punto, el vino excelente de Albariño, las butifarras, los
chorizos al infierno, los huevos estilo Jaén y comenzamos con un brindis por la mejoría de nuestro
entrañable amigo Antonio.
A partir de ahí, despertaron de pronto las ansias por
probar cada uno de los manjares expuestos. Jordi y Ruart metieron caña a los
chorizos y no se comieron la cazuela de milagro. Los demás, estábamos impacientes
por la llegada de los huevos, y así fue tal esperado momento, cuya primera
degustación acabo con una segunda y hasta una tercera repetición.
El resultado final fue
una exclamación por el éxito alcanzado en el maridaje de los huevos de pagés
con las patatas gallegas y el aceite de Jaén. Finalmente el evento se acabó con
dos hermosos roscones aportados por Manel de la dulcería Soler, un extraordinario
café, cava y algunas copas que saboreaban Pepe y Ruart mientras se les
escapaban entre trago y trago graciosos chistes y frases irónicas.
Buen provecho
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
Hola Miguel, eres un genio de la cocina, pero en tu comentario debo hacerte alguna precisión:
ResponderEliminar- El chalet de Josep Mª está en Las Pesas, no en La Papiola.
- El aceite, efectivamente, es picual pero no de Linares sino de Bailén (esto es para calmar a los bailenenses que no se cabreen, piensa en lo mal que lo pasaron los franceses el 19 de Julio de 1808).
- Todo lo demás, perfecto. La receta y el resultado
Gracias Juan, ya están corregidas tus precisiones
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